La Casa Quinchuyaku está ubicado en una de las vertientes orientales del Ilaló (volcán extinto), a 15 km de Quito, y a una altura de 2600 msnm. Con un clima templado seco, este hábitat forma parte de un proyecto de reemplazo paulatino del bosque existente de eucalipto por flora y fauna nativos.

La arquitectura se concibe como parte del paisaje y de su geografía. Una envolvente de doble apertura funciona como un mediador en el paisaje a partir de dos embudos que convergen en uno de sus lados. Los dos lados abiertos de la envolvente, que se orientan en sentido este-oeste, se abren hacia el bosque. La doble apertura permite la ventilación cruzada y genera una importante vinculación con el lugar sin la necesidad de sistemas de aire acondicionado.

La construcción se elaboró en un 50% con materiales reciclados: parte de su mobiliario (escalera y mesones), las vigas y columnas de su estructura, y todas las ventanas y puertas son de una antigua casa intervenida del centro de Quito.

Desde el inicio de la obra se llevaron a cabo una serie de mingas o procesos participativos de construcción y puesta a prueba del diseño, tomando decisiones sobre la marcha que fueron transformando el proyecto inicial. Aquí participaron trabajadores de la construcción locales y amigos cercanos, fomentando un ambiente del aprendizaje y del compartir desde los afectos.

Toda el agua que se consume, se ‘cosecha’ en las cubiertas existentes y se almacena en tanques cercanos. Esta condición determinó la decisión de que la cubierta/envolvente no coincida con los plomos de fachada (como estaba pensada inicialmente en el proyecto). Esto facilitó la ubicación de las poncheras de recolección de agua. Además, estas ‘hinchazones’ de las dos fachadas laterales permiten ubicar las baterías de almacenamiento de energía provistos por los paneles solares. Dichos paneles solares están ubicados en esta misma envolvente, y proveen del 100% de la energía eléctrica utilizada.

Las laderas del Ilaló han sufrido un fuerte proceso de erosión, que viene creciendo en los últimos años. Por esta razón, parte importante del trabajo ahí, es la regeneración de suelo. Las aguas grises de baños y cocina se aprovechan para regar árboles en crecimiento, así como un sistema de terrazas se alterna con zanjas de infiltración para agua lluvia, de manera a mejorar las condiciones de suelo del lugar.

La casa cuenta con un baño seco, que es un sistema donde los desechos humanos van a una compostera que descompone la materia para realizar abono para las plantas y árboles que se están sembrando. Hay también otra compostera para desechos orgánicos de cocina.