Diseño: Luis López López y Emilio López.

Ingeniería estructural: Herberto Novillo. Viviana Granda arquitecta, Camila Niama arquitecta

Fotografía: JAG Studio

Entre los años de 1925 y 1945, la arquitectura de Quito recibe un nuevo aporte europeo, formas eclécticas empiezan a irrumpir en la zona central y norte de la ciudad, un número importante de las cuales corresponden al Art Nouveau, entre ellas el edificio Eguiguren, ubicado en el centro histórico, junto al Palacio Arzobispal, en la intersección de las calles García Moreno y Mejía, que propone un nuevo diálogo con las edificaciones coloniales y republicanas de la zona.

Intervención.

La intervención recupera las referencias del lenguaje Art Nouveau y las pone en diálogo con los nuevos elementos de la propuesta. Se mantiene las tres crujías que conforman el edificio, hacia el norte, oeste y sur, y se las integra en un gran espacio central que permite recuperar las fachadas interiores, desde el cual se las percibe en sus tres niveles; en el se resuelven las circulaciones horizontales e integra todo el conjunto mediante la iluminación que ingresa en forma natural desde la vidriera de la terraza. El tejido estructural que soporta los forjados de entrepisos cumple el propósito de articular las partes de este gran espacio.

El edificio se destina a la comercialización de una marca de artículos deportivos en su totalidad. Los espacios que conforman las crujías se mantienen en sus proporciones y características originales, así como su vinculación a través de los vanos existentes, con una continuidad y fluidez renovadas.

Se ubica una nueva grada en la crujía sur y se incorpora un ascensor junto a la grada existente en la crujía norte para personas con capacidades especiales y/o tercera edad.

Constructivamente, se mantiene el sistema de muros portantes encamisados en hormigón armado y se reemplazan los forjados de entrepisos por losetas sobre una retícula de vigas metálicas.